Zonceras del colonialismo local: Milei, el Bufón de Occidente

Desde Madrid, Javier Milei volvió a mostrar su alineamiento ideológico con potencias extranjeras. Un discurso cargado de referencias forzadas y ajenas a la historia argentina reavivó el debate sobre soberanía cultural e identidad nacional.

Por Luis Gotte (*), especial para NOVA

Hacer geopolítica implica mirar hacia afuera, analizar lo que dicen los presidentes del mundo, comprender sus estrategias, sus vínculos internacionales y sus decisiones soberanas.

Y en ese ejercicio, nos hemos ido acostumbrando a escuchar disparates: Emmanuel Macron jugando a Napoleón en pantuflas, Pedro Sánchez simulando progresismo con perfume de embajada, Friedrich Merz fabricando neolengua centroeuropea, Gustavo Petro atado a su propio realismo mágico, Gabriel Boric inmaduro y sentimental, Claudia Sheinbaum estrenando un México aún por descifrar, Donald Trump haciendo de la demagogia un producto de exportación...

Pero, el campeón indiscutido de las zonceras geopolíticas es argentino. Se llama Javier Milei.

Hoy, desde la sucursal británica llamada Foro Económico de Madrid, Milei vomitó una vez más su biblia colonial, esa que mezcla liberalismo dogmático con delirio místico.

Dijo que Argentina ha "retornado a la cultura occidental judeocristiana", a "la democracia griega", "la república romana" y al "reconocimiento del Dios de Israel", en un combo de referencias forzadas, vacías y profundamente extranjeras a la historia real del pueblo argentino. Y remató con lo que ya es marca registrada de su vasallaje: el alineamiento automático con Estados Unidos e Israel.

¿Dónde quedó la historia profunda de la Patria Grande? ¿Dónde están nuestros pensadores, nuestros caudillos, nuestros mártires de la independencia, nuestra cultura hispana, criolla, indoamericana, católica, mestiza, visceralmente hispanoamericana?

¿Dónde quedó el legado de José Gervasio Artigas, José San Martín, de Juan Manuel Rosas, Felipe Varela, Hipólito Yrigoyen, de Juan Domingo Perón, de tantos que pelearon por una Argentina con voz propia?

Lo de Milei no es ignorancia, es coloniaje. Es la entrega elevada a dogma. Es el títere que cree que la mano que lo mueve es divina, cuando en verdad es el dedo del capital financiero internacional.

El kirchnerismo, en su ceguera y su falta de autocrítica, le entregó a la derecha el monopolio del enojo. Le regalaron el cuerpo de un pueblo harto a un ideólogo sin Patria. El monstruo está suelto y no es producto de Milei solo: es la consecuencia de años de desconexión entre el discurso y la realidad, entre los que hablaban de Patria y vivían como virreyes.

Milei es el Frankenstein del desgobierno, pero con cerebro prestado por las fundaciones de Washington.

Y lo que hoy está en juego no es solo la economía. Es la matriz cultural de la Argentina. La idea misma de nación. Nos quieren desarraigados, desvinculados del suelo, de la historia, de nuestras gestas. Quieren reemplazar a los caudillos por CEOs, al Martín Fierro por el Talmud, al gaucho por el trader, a la comunidad por el individuo solo, angustiado y “libre” de todo menos del hambre.

Nos quieren sin memoria y sin alma.

Pero no se puede construir un país desde el odio a su propia historia. No se puede conducir un pueblo despreciándolo. No se puede invocar la libertad con cadenas colonialistas.

Frente a esta nueva oleada de zonceras, hace falta más que resistencia: hace falta reconstrucción cultural. Hace falta decir basta. Hace falta volver a hablar en criollo, con palabras nuestras, con pasiones nuestras, con memoria colectiva y fe católica nuestra.

Porque si no recuperamos la palabra, van a seguir hablándonos en idiomas ajenos, con recetas ajenas, para imponernos destinos ajenos.

Y entonces, sí, no quedará ni patria ni justicia. Solo un país saqueado, sin identidad, donde el presidente no sea más que un eco colonial con peluca.

(*) La trinchera bonaerense